miércoles, 11 de agosto de 2010

EL MEDIO AMBIENTE Y LA "OPINIÓN PÚBLICA" (4)

EL MEDIO AMBIENTE
Y LA "OPINIÓN PÚBLICA"(4)
Cuarta parte de párrafos extractados del texto de A. G. Ranea ("El Rey Salomón en la arcadía del ideologismo: Ciencia, medio ambiente y el invisible actor humano en el drama ecológico de fin de siglo." En: F. Goin y R. Goñi, (eds.) Elementos de Política Ambiental. 17-27. H. Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires. 1.993.)

En párrafos posteriores a los comentados ayer, sigue diciendo Ranea:
"...El sentimiento de dominio sobre la naturaleza se afianzó, sin embargo, cuando la mecánica (es decir, aquéllas artes que se desarrollaron sin plena racionalización de sus procedimientos y principios) fue elevada al rango de 'ciencia' al aplicársele métodos demostrativos aprendidos de la estática de cuño arquimedeano. La naturaleza se volvió así objeto a la vez de manipulación técnica y escrutinio científico. El procedimiento alquimista de la Scheidung o separación de elementos mediante la acción del fuego, se volvió metáfora del camino seguido en la investigación científica y técnica. 'Conocer la naturaleza' significará desde entonces desmontarla en sus partes componentes elementales, ya sea a través de procesos mentales analíticos o recurriendo a los brutales métodos de la vivisección. En ambos casos, se tratará de colocar las unidades simples de información en ecuaciones que las combinen en formas desconocidas dentro de la naturaleza."

"En este primer paso de la teoría de la ciencia - que luego fuera conocido técnicamente como el 'problema de la demarcación' -, renace con fuerza inaudita lo que hemos llamado 'puritanismo epistemológico'. Del lado 'malo' de la línea separadora se alinean las actitudes básicas de nuestra vida 'humana', ejercitadas permanentemente en la política, las pasiones, en el amor y en el odio, en los deseos y frustraciones, todo ello una vez más condenado por 'irracionalidad', culpables de la ruina del hombre, de las miserias económicas, de las persecuciones y crímenes políticos, de la guerra. Por encima de tan horrendo y despreciable mundo humano, campea la luz de la razón en teorías científicas verificadas o por serlo mediante el diálogo racional con la naturaleza. Con toda crudeza se defiende por primera vez la neutralidad de la ciencia, su equidistancia del debate excesivamente humano entre ideologías, intereses económicos, luchas de clases y guerras religiosas - sin que se haga evidente su rango de divinidad, a pesar de la estrechísima vinculación que en el mundo anglosajón se establece entre el desarrollo científico y técnico de sus países y la misión milenarista asignada a sus pueblos de perfeccionar el planeta para hacerlo digno de la "Segunda Venida" de Cristo. Es la cumbre máxima del puritanismo epistemológico, pero esta vez libre, aunque solamente en apariencia, de connotaciones religiosas. La ciencia será entonces el instrumento secularizado que ayudará a superar las discordias entre los hombres, nacidas de la molesta diversidad psicológica y cultural, de la imperfección de nuestros lenguajes cotidianos, erizados de subjetividad, significaciones ambiguas e inservibles deseos meramente humanos - un instrumento que en manos de algunos gobiernos se transformó en ariete de una nueva cruzada mundial para terminar con la excesivamente humana y peligrosa heterogeneidad cultural y personal: el fin de las guerras, el hambre y la desolación gracias al maravilloso agente purificador suprahumano, la ciencia neutral." CONTINÚA
 Los realces de texto en color rojo son míos. Mañana sigue la quinta (y penúltima) parte de estos párrafos de Alberto Ranea. Gracias por leerlos. Cuídense. MAG

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